El sector peruano de software y servicios de tecnologías de la información presenta buenas perspectivas de desarrollo, entre otras causas por la presencia de un entorno económico en franca recuperación después de la crisis que vivió el Perú años atrás, y el desarrollo que ha mostrado el sector de telecomunicaciones gracias a la inversión extranjera.
Sin embargo, la adulteración de programas (piratería de software) está causando un severo daño al sector, ocasionando que el Estado pierda, debido a este concepto, varios millones de dólares en impuestos como el IGV, aranceles o renta ficta.
Si bien, persiste el contrabando, hay otros factores que frenan el crecimiento del mercado de las computadoras ensambladas en el Perú. Frente a ello sería recomendable exigir a las autoridades que se establezcan nuevas leyes que impulsen la formalización de los ensambladores locales, las que deben, en primer lugar, cumplir con las normas primarias de calidad y, después, incrementar esa rigidez para de esta manera asegurar la producción de computadoras de calidad comprobada. Además sería necesario pedir que se desarrollen nuevas campañas que inviten a la población a adquirir equipos “Hechos en el Perú”, es decir, “crear una marca”.
En el tema de la exportación de software, nuestro país está demostrando un gran avance en cuanto al desarrollo de tecnología de punta con elevados estándares de calidad para ser colocada en mercados del exterior. La industria del software peruano de exportación está constituida por varias empresas, y su nivel de ventas bordea actualmente los US$ 7 millones anuales, monto que resulta muy bajo si se le compara, por ejemplo, con los US$ 200 millones que exporta Argentina cada año o la India, el mayor proveedor del mundo en este rubro.
Considero necesario educar, tanto al distribuidor como al usuario final, con respecto a los beneficios de las PC ensambladas localmente. Además aún existe competencia desleal por parte de algunos integrantes del mercado que subvalúan sus productos y que ello es un tipo de contrabando contra el que hay que luchar. Es imperioso reducir la subvaluación. El Estado debe ser más firme en la fiscalización de las declaraciones de precios que se realiza en aduanas. Hay muchas empresas que subvalúan los productos y de esta manera obtienen un ahorro considerable en el pago de impuestos. Por lo tanto, compiten deslealmente. Asimismo, la disminución de la brecha digital no se centra únicamente en reducir impuestos, pues también es vital reactivar la economía, a través del aumento de las exportaciones y la presencia de una balanza comercial positiva.