El período navideño es conocido por reanimar el
mercado laboral a causa del incremento del consumo que se produce en estas
fechas y de la necesidad de cubrir las bajas que originan las vacaciones. La navidad dispara el consumo y el gasto de todos los hogares en general.
Es la época del derroche, pero no hay que relajarse aunque la publicidad nos invite machaconamente a ello. Es lógico que los anunciantes ofrezcan sus productos de un modo atractivo, pero también es conveniente que el consumidor sea crítico con la publicidad para evitar compras innecesarias.
Aunque no se trate de productos que tengan una venta
exclusivamente estacional, es verdad que en estas fechas la oferta en las
tiendas es muy importante. La adquisición de ropa y calzado, pero también de
otros productos textiles destinados al hogar, experimenta una demanda que, a
veces, responde sólo a un deseo impulsivo, no siempre compatible con una buena
compra.
En esta época las empresas se encuentran con grandes
puntas de trabajo.
Los grandes almacenes y empresas del sector de la
distribución afrontan un periodo álgido de demanda, mientras que en el sector
de oficinas, el fin de año supone el cierre de cuentas y balances con lo que
aumenta la necesidad de personal.
Consciente de que,
en el periodo navideño, los hábitos de consumo de muchos ciudadanos se relajan
pasando por una especie de periodo vacacional en el que los buenos hábitos
tienden a quedar momentáneamente olvidados. Frente a esto, se recomienda que
cada familia haga una previsión de gastos para estas fiestas con un criterio
realista, valorando como consumidor la relación calidad/precio y el aspecto
práctico del objeto o servicio. La situación actual del mundo hace necesaria
una conducta de consumo responsable.
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